Nick Holland pasó la mayor parte de su carrera en la industria minera, donde desarrolló una profunda pasión y aprecio por el oro. Para él, nunca fue solo un metal precioso; es un símbolo de belleza, valor, rareza y finura.
Estos mismos atributos constituyen la base de su aprecio por el vino excepcional, ambos requieren una extracción cuidadosa y artesanal para revelar su verdadero valor.